viernes, 11 de septiembre de 2015

Si Carmilla durmiera

Nomas pa' recordarles, y si no lo saben dejen les cuento, hace ya rato participé en una convocatoria de cuento onírico y nocturno, por parte de la University of Colima (Ucol pa' los cuates), como resultado de ésto el texto que envié ahora forma parte de la pequeña antología Nocturnum vol. 2. (Carita feliz). Texto que comparto aquí abajo y espero les guste.






Si Carmilla durmiera
Mar Franco


Soy una mujer promedio y desesperada. Me casé hace dos años, pero hace meses que mi marido apenas me da un beso… Es obvio que se está revolcando con una de las pirujas con las que trabaja, pero qué más me da, no puedo volver a casa de mi madre con el rabo entre las patas.
Hace dos días entré al bazar de un viejo raro, tenía chuchería y media, decenas de cajas llenas de libros que parecía más bien estar sacando a tirar; revolviendo aquí, allá, encontré un libro, pasta dura, algo grande, tenía por título en dorado carcomido algo como Codex Daemonum: Grimoire du Plaisir. Lo abrí para ojearlo, estaba en inglés con algo que parecía latín, lleno de notas a lápiz (en español, afortunadamente), y cada página parecía contener un grabado que hizo sonrojarme hasta las orejas. El libro era una especie de kamasutra medieval. Quizás podría ayudarme a recuperar la chispa con mi marido. ¿Por qué no? Así que lo compré. Pero para no parecer tan necesitada, tomé otros dos libros al azar y los pagué juntos. El señor ni se molestó en revisar, tomó el dinero y yo salí de ahí.
La verdad es que agradezco no haber pagado más de $100 por ellos, porque mi marido llegó a casa a medianoche, entró a la habitación apestando a perfume barato, se sentó al borde del colchón y sin más ni más, me pidió el divorcio el muy hijo de su… Los vecinos por poco llaman a la policía, pero no los culpo. Yo también lo habría hecho si viera huir a alguien, maleta en mano, de una lluvia de cazuelas y platos.
No salí de casa ni fui a trabajar. Lloré hasta que me cansé y desperté a mediodía; no tenía idea de cómo decirle a mi mamá la noticia, ya que estaba segura de que me echaría la culpa de no poder salvar mi matrimonio. Tratando de no pensar en eso tomé el libro, lo había dejado en el tocador esperando usarlo, comencé a leerlo para no sentir que había tirado dinero a la basura.
La verdad es que mi inglés era muy malo, pero las notas a lápiz explicaban bastante; el volumen era una especie de libro con hechizos de amor, para atraer amantes mediante criaturas algo así como demoniacas. Mencionaban dos en particular, los íncubos y los súcubos; decía que si invocabas a cualquiera de los dos podías obtener noches de placer y un amante por tiempo ilimitado, a lo que entendí después de leer la misma página tres veces, que si utilizaba uno de esos hechizos podía recuperar a mi esposo... o al menos, podría pedirle ayuda a una de estas cosas para vengarme. No era yo el modelo de cristiana devota, pero tampoco estaba pensando correctamente con tanto sentimiento atorado.
Quien había escrito las notas fue muy explícito traduciendo las instrucciones para convocar, listando ingredientes, horas y pasos. Había subrayado con tinta roja una advertencia al invocar una de estas criaturas; parecía haber un costo o que era peligroso, por eso recomendaba mucha precaución y que el ritual se llevase a cabo de preferencia cuando la luna estuviera en cuarto creciente, y esa noche la habría.
Convencida, decidí llevarlo a cabo y salí a conseguir los utensilios necesarios, que para mi sorpresa no resultaron ser nada  fuera de lo ordinario: tiza, velas, un recipiente de cobre, incienso, carbón y seis trozos de tela blanca. De vuelta en casa, dispuse la habitación para el evento, dibujé  lo mejor posible  un círculo con símbolos raros en el piso junto a la ventana (“un espacio donde golpearan los rayos de luna” mencionaba); coloqué las velas, la tela, todo tal y como lo indicaba el libro. Las instrucciones pedían que antes de irse a dormir se recitaran algunas estrofas por cierto tiempo y entonces la entidad solicitada, aparecería atendiendo nuestra petición.
Fiel a las instrucciones, me desvestí, me senté en medio del círculo de tiza a recitar con cuidado las palabras señaladas… tal vez era el vino que había tomado antes de comenzar, pero no sentía miedo, ¿eran criaturas del amor, no? No eran demonios en sí, así que no era como si estuviera vendiendo mi alma o algo por el estilo. Treinta minutos después, comencé a sentirme cansada, así que me fui a la cama, esperanzada por ver si todo ese circo iba a servir de algo además de hacerme ver como estúpida.
No sé si era por el hechizo, el alcohol o todo junto, pero la cama parecía una nube que me arropaba completa, meciéndose para hacerme descansar más profundo. Cuando estuve perdida en la cuna de Morfeo, alguien subió a esa nube conmigo, sentí el colchón hundirse bajo el peso ajeno; con cuidado y poco a poco el nuevo viajero se acercó hasta mí.
Pronto una piel cálida hizo contacto con la mía, recorriéndola cuesta arriba por mi pierna, pero me sentía tan cómoda, tan extrañamente bien, que no hice el menor intento de detener al recién llegado, a su piel sedosa y manos delgadas de largas uñas que empezaban a producirme calor sofocante.
Fue imposible detener la boca carnosa que bordeaba lugares hace mucho inexplorados, dejándome las piernas temblorosas de anticipación. Estaba inmóvil, a su merced, aun así atraída como insecto a la luz.
Claramente distinguí en su frente dos objetos ásperos y duros, pero no me importaba en tanto sus pestañas siguieran haciéndome cosquillas en su camino más allá del ombligo… Abrí los ojos alertada por un mordisco en un área sensible, todo era nebuloso, incendiario, con la sombra lunar bailando en las paredes; no podía levantar la cabeza más allá de distinguir una melena oscura y una cola en punta, larga y lisa que se retorcía juguetona. ¿Qué había hecho? Los párpados me pesaban demasiado, pero tenía que ver, conocer a quien me estaba arrastrando a algo que quizás bien valiera el infierno. Entonces, acaso alertada por mi gesto, se levantó, sus ojos inclementes y amarillos reflejando las velas, el rostro anguloso de virgen coronado por dos cuernos de carnero,  hombros anchos, pechos  redondos que remataban pezones rosas, caderas amplias que aprisionaban las mías conectadas en vello suave…
¿Pero qué…? Antes de que pudiera reaccionar a nada, la hermosa joven lamió sus dedos y se echó sobre mi boca desapareciendo mis dudas, atacándola con una lengua que parecían dos, mientras que su mano remontaba el ondulante vuelo a paraísos con riesgo de explotar. Su extraño apéndice se movía con vida propia, curioseando, latigueándome los muslos en un afán por facilitarle las cosas a su dueña.
Olía como debía oler la noche y sabía a sal ardiente. Cuando consideró que ya me había entretenido demasiado, su mano sujeto las mías, un brazo me rodeó como si fuera a partirme en dos, porque algo (no quise saber qué), invadiendo debajo de mi cintura lo estaba consiguiendo. Me ahogaba, dolía y me gustaba, al punto de creer que no iba a parar nunca.  Estaba tan débil, arrebatada en no deshacerme bajo de ella, que no sentí sus dientes abandonar mi oreja ni clavarse en mi cuello, hasta que el olor a sangre rompió el aire. Morí ese mismo instante en un grito, para el que existían miles de motivos…

El sol entrando por la ventana me obligó a despertar, el libro de hechizos estaba abierto sobre mi pecho. Me dolía la garganta y me sentía cansada; las velas se habían consumido por completo. Era evidente que el teatrito de bruja amateur no me había regresado al marido. Pero ahora, gracias a un impúdico desliz del subconsciente, mis fantasías se habían salido del carril habitual. ¡Genial! Ya no debía preocuparme por contarle a mi madre una nimiedad como que volvía a ser soltera. Es más, ni siquiera iba a decirle nada, que se enterara ella sola.
Tenía que admitirlo, me había dejado llevar; hechizos, demonios, amarres… todo era un fraude. Un libro viejo no iba quitarme el status de próxima divorciada, ni convertía en real lo sucedido anoche, lo había soñado todo, así de simple. Cada detalle, sabor, olor, había sido producto de mi mente… Y por Dios, si sólo había sido un sueño, quería volver a soñar con ella.

Cartas a ningún lugar: Una sobre Morfeo I



Permítanme contarles lo que sucedió hace un par de noches: dormía (evidentemente), soñaba que era de noche y estaba en una ciudad con edificios altos y viejos, envuelta de farolas con luces naranjas (y creo que había algo de zombies y carruajes, pero no vienen al caso). Andaba buscando a una persona, a un amigo, así que cuando lo encontré, lo jalé de la mano y nos fuimos hacía la calle contigua, pero al llegar noté algo inusual casi de inmediato: la mitad de la calle estaba en lo oscuro, pero de esa oscuridad tajante, artificial, del tipo que la ves y sabes que son pésimas noticias... Supe pues que algo estaba a punto de pasar (algo malo), y antes de que pudiera decir pío, mi amigo se abalanzó sobre mi pierna y comenzó a morderme una nalga (créanme, no es tan gracioso como suena).
Aquí es donde todo se torna feo-raro...primero me di cuenta que mi amigo era falso, como alguien usando un disfraz; segundo, la "mordida" no dolía, pero se sentía frío en la piel; tercero, las sacudidas que este impostor me estaba dando me hicieron pensar que estaba temblando in real life, y al mismo tiempo SENTÍA la cama. O sea estaba a medias....
Ahí me cayó el veinte de que estaba soñando y opté por despertarme, comenzando así el siempre algo difícil proceso de jalarme/arrancarme de esas como capas del reino de Morfeo para aterrizar en la realidad...lo que logré con relativa facilidad si lo comparo con otros episodios en que me tuve que enfrentar a esto que llamo "atrapasueños"....

Ok, ya despierta y segura de que no estaba temblando, comenzó un "breve" segundo round por no quedarme dormida. Me explico, no sé si a uds. también les pase, pero normalmente cuando despierto de un sueñito de éstos y enseguida vuelvo a dormir, ¡regreso basicamente a la misma chingadera!

[Nota: no les llamo pesadillas, porque sólo he tenido como 5 pesadillas en toda mi vida y créanme que no se comparan...]

Y pues ahí estaba yo tratando de no quedarme dormida cuando empecé a escuchar una voz masculina [distinta de las ya acostumbradas, pero eso es tema para otra ocasión], en mi oído izquierdo, murmurando frases, palabras sueltas que honestamente ya no recuerdo, pero todas con el mismo cariz envolvente, burlón y amenazante... algo así como "ya caerás", "tendrás que volver"...no sé por cuánto tiempo duró esto, pero la voz impedía quedarme dormida. Llegué a un punto cansino donde cuando la escuchaba en vez de inquietarme le respondí con un simple "chinga tu madre".
Al final, supongo de cansancio,  volví a dormir, donde afortunadamente no me aguardaba nada turbio.

Mi punto es, que en ese lapso luchando contra el inevitable peso de los párpados me di cuenta de la dura realidad: No importa cuántos Budas, santos, amuletos, almohadas y peluches me vigilen y barriquen noche a noche mi cama, si los monstruos y demonios están en mi cabeza ...

jueves, 10 de septiembre de 2015

Cartas a ningún lugar: La primera de la séptima luna

(Hoy por cierto estamos estrenando sección)


Hola a toditos. Quizás hoy voy a hablar de cosas que quizás no sean muy importantes pero bueno....
Es curioso como ayer a las 2 de la mañana sentía que tenía tanto qué decir y ahora no sé ni cómo comenzar bien una línea...supongo que el secarme el cerebro leyendo tonterías en internet con tal de no pensar, funciona.
Últimamente me guardo demasiadas cosas para mí mismo, tanto así que ya llegué al punto donde si quiero expresarlas ya no sé ni por donde empezar y termino por mejor no hacerlo, así que dejaré de cantinflear y trataré de ir al grano.

Hay gente a la que no le gusta el brócoli y otros a los que no les gusta crecer...
Crecer


2015, no ha sido un año memorable lo que va hasta ahora... han pasado ciertamente cosas no muy gratas. Entre tantas, una de las que más me pesa es, que nada de lo que había planeado para mí en este año salió bien. Todos mis planes suelen fallar, no es novedad, pero tenía muchas expectativas (esperanzas) para este y todas se fueron por tierra (chuaparon faros, valieron caca)....y eso además de triste creo que es sobretodo frustrante. 
Debo confesar que, mis planes distaban tanto, pero tanto de lo que pasa hoy que se siente como una patada en el estómago.... 

Tengo mala suerte, siempre lo he creído. Este año no me he enfermado tanto como en anteriores, mi salud ha estado semi decente y eso ha sido una novedad.... Así que unas por otras supongo... pero cambiaría mi salud por un poco de buena fortuna, por una oportunidad firme de... bueno, uds. me entienden.

En ese sentido no ha sido un buen año, han habido más cosas malas que buenas...
Mis propios fracasos me frustran a niveles en que trato de no pensar en ellos para no deprimirme.

Resulta inconveniente que haya gente con Fe en mí, por que ellos me empujan, no me dejan estar en el suelo mucho tiempo, no me dejan huir y (digo inconveniente), porque cada vez que fallo, mi fracaso resuena en otros además de mí...Hemos llegado a un punto que creo que me duele tanto o más decepcionarlos a ellos que a mí... Básicamente, ya no tenga cara que dar.

Creo pues que el problema principal aquí con mis expectativas es que no sé si sean realmente altas, realmente estúpidas, o estúpidamente altas...
Quisiera ser como esas personas que planean y quieren vidas sencillas, sin dramas, sin egos...que para cuando llegan a los 30 ya tienen básicamente la vida resuelta... No lo digo como algo malo; hay belleza, (¡por Dios, hay paz!) en querer algo menos mamón y guajiro que lo que yo simplemente no puedo sacarme de la cabeza...de la piel...de mis sueños...del alma...
Oséase: me caga.
(ja-já)

Si algo útil me ha traído la edad ha sido la experiencia: no me considero más sabio ni más listo, pero en definitiva menos pendejo; y quizás ya va siendo hora de colgarme al cuello un letrero que diga: cambio sueños rotos por trabajo estable...or some bullshit like that...

Quiero escribir, amo escribir no me malentiendan...sé que no lo he hecho como en 4 meses, y a estas alturas ya tengo el cerebro atiborrado de referencias e  ideas muertas (y descompuestas), porque aunque me calle, aunque intente secar el cerebr con distracciones, éste no se calla, él quiere que siga pero yo le digo ¿Pa' qué? Somos una sirena que arroja mensajes en botellas que no va a recibir nadie, las cartas a ningún lugar...tal existencia no tiene sentido, crear por crear (por desahogar), ¿para qué?......
¿Para qué....?