Quizás los expertos en el tema, es decir
lectores asiduos, quieran saltarse estos humildes consejos, aunque nunca está
de más tenerlos en cuenta, así estén dirigidos a los novatos.
Ahora a lo que truje Chencha: seguramente
ya habrán escuchado o visto los infinitos artículos y consejos para acercarse a
la lectura, pero notarán que no es muy común que les digan qué hacer una vez
que ya se acercaron. La gente les arroja libros, autores rimbombantes y
antiguos, etiquetas de intelectualismo y a veces snobismo, te meten el gusanito
de leer en la cabeza, y se van sin más y lo dejan a uno con una sola idea en la
cabeza: “¿Y ahora qué hago con esto?”.
Todos tenemos un amigo (o dos, o tres), que
simplemente no les gusta leer, o que no tienen el hábito pero sí la intención aunque
nunca han aterrizado bien la idea, o que simplemente un día decidieron que
tenían ganas de leer un libro. Para ellos, he aquí los siguientes consejos.
Consejo
número 1: Ojo con las recomendaciones
Las personas creen que los libros son
inofensivos y amigables, y que cualquier persona puede acercarse a ellos (a
cualquiera de ellos), embeberse y ser feliz mientras recorren un sendero de
arcoíris lleno de querubines gordos y unicornios gay. Permítanme diferir. Los
libros son armas de doble filo, y son correctos en las manos correctas. Muchas
personas que han tenido la intención de leer han terminado con un ejemplar
cruel y huraño, generalmente recomendado, que les terminó asesinando todo
intento futuro por volver a acercarse.
Tan basto es el universo de la lectura que
quién la frecuenta se dará cuenta perfectamente que hay libros para toda clase
personas, y que hay cosas que simplemente no se pueden darle a un novato si
pretendemos que se adentre en ese universo. Debes de tener mucho cuidado sobre
todo cuando la recomendación es más bien una crítica, pues se debe de ver que
sea objetiva y tenga fundamentos bien planteados, de otra manera sería llenarte
la cabeza de prejuicios y arruinar una buen lectura… o viceversa.
Así que
futuro navegante, este es mi consejo para ti:
- · Haz caso omiso de los títulos que te ofrece la gente que cree urgente y necesario que te empapes de los clásicos. Los clásicos son buenos, pero hay que tener cierto colmillo y callo para llegarle a uno y disfrutarlo. Ya los leerás cuando estés preparado para ellos.
- · Aléjate de los recomendados impuestos, esto es, que a huevo quieren que los leas sólo porque están de moda, o el que te los recomienda está loco por ellos…. A menos claro, que de verdad te interese la trama; pero si no tienes la menor intención de leerlos porque simplemente no te llaman la atención y/o el tema no te gusta, simple, no los leas.
Consejo
número 2: El tamaño no lo es todo
Ya te quitaste de encima prejuicios y
tienes una idea de qué clase de libro te gustaría leer, pero te das cuenta que
nunca has leído nada demasiado extenso…
- · Si así lo deseas empieza por un libro no muy extenso, una lectura ligera que creas poder llevar de manera amena sin que te resulte exigente.
- · Si eliges por otra parte, el libro más extenso, primero hay que estar seguro de que en verdad quieres leerlo, y no dejar que la cantidad de hojas te intimide. Siempre hay una primera vez.
·
Y recuerda: nadie tiene porque
imponerte un libro, delgado o grueso, esa es tu decisión.
Consejo
número 3: Busca tu lugar
Ya tienes tu libro, ahora sólo quieres
leerlo. La lectura es de esas cosas que una vez que dominas puedes llevarla a
cabo en diversos espacios y ante cualquier clase de condiciones, pero siempre
querrás buscar la comodidad para llevarla a cabo.
- · Encuentra un rincón en tu casa donde puedas leer sin ser molestado por el ruido u otros… La recamara siempre es un buen lugar, suelo/cama/sillón, pero si tu cuarto no te insta a la leer…
- · El baño. Hay personas a quienes podríamos llamar de “culo intelectual”, porque sólo leen a la hora de ir al baño…pero hey! También se vale. Si leer en el baño es lo tuyo, que no te de pena, el chiste es leer.
- · La azotea. Sólo recomendable a la luz del día a menos que puedas ver en la oscuridad o tengas lentes de visión nocturna.
- · El autobús. Recomendado si el murmullo de las amigas chismosas que tienes detrás, los que se suben a cantar y los ruidos de la calle no te importan mucho; además es un excelente distractor si tu trayecto es muy largo.
- · Salas de lectura/Bibliotecas. el lugar por excelencia para leer tranquilamente y en paz si no encuentras otro lugar. Sólo es cuestión de respetar los horarios.
- · Parque/Jardín. Similar al caso de la azotea… y en caso de que no le tengas miedo a un ataque aéreo por parte de las palomas
- · Café: a riesgo de que te puedan tachar de hipster, pero nunca está mal acompañar la lectura con una bebida agradable.
Consejo
número 4: Lee sin temor al qué dirán
Parece increíble pero muchas personas
suelen meterse con las lecturas de uno, y andar de incordiosos tirando mierda
para que “dejes de leer semejante idiotez”. Lo que puede pasar en estos casos,
es que debido a esta presión/comentarios te dejes llevar y por miedo a quedar
como un idiota poco conocedor y de malos gustos, no leas y termines leyendo lo
que los otros te recomienden.
Déjame decirte algo:
- · Eres un novato. Evidentemente eres poco conocedor, y hasta es posible que tengas malos gustos. Pero ¡hey! NADIE nace enseñado, nadie nace con buen gusto, eso es algo que se adquiere, y para adquirirlo hay que leer.
- · Todos como lectores hemos leído algún libro del que nos avergonzamos, pero de los malos libros como en la vida, sólo aprendemos hasta que cometemos el error. Y para ello, lo mejor es cometerlo. Recuerda: del error se aprende. Aquél que te diga que el primer libro que leyó fue algo de Saramago, Cervantes o Joyce, es un fanfarrón mentiroso y poser….
- · Como novato poco conocedor, se te puede perdonar que termines leyendo ciertos títulos infames, y así sean malos nadie tendría que decirte que no lo hagas, y aún si lo hicieran, deberías terminar de leer el libro, porque sólo al terminarlo podrás forjarte una opinión propia al respecto. Lee el libro, termínalo, si es malo ya lo podrás decir tú mismo.
- · A estas alturas poco importa la clase de libro que leas, lo importante es que lo hagas. El tiempo y más lecturas definirán tus gustos, y tú sólo, sin ayuda de nadie, podrás crear juicio sobre lo que lees.
Consejo
número 5: Se vale rajarse
Todos, admítanlo, hemos dejado un libro a
medias. Pasa, a medio mundo le ha pasado. Y no hay de qué avergonzarse. Muchos
puristas o payasos podrán ufanarse de que ellos han leído tantísimos libros de
lomo a lomo, incluyendo los más densos. Y te puedo asegurar que un gran
porcentaje de ellos miente como vil bellaco.
Nos ha pasado que engañados por la portada,
el tema, el título, y algunas veces, hasta por el autor, comenzamos a
sumergirnos en un libro que no resultó como esperábamos por las razones que
quieras: es aburrido, es denso hasta la
chingada, no tiene sentido, te decepcionó la trama, no le entendiste o
sencillamente está del asco. ¿Y qué se hace en esos casos? Dejamos el libro de
lado, lo mandamos a volar o lo arrumbamos para 5 años después darle una nueva
oportunidad a ver si podemos terminarlo.
Créeme, todo lector tiene en su baggage un
libro pendiente…
- · Si el libro simple y llanamente no te gusta, no le entiendes o lo que quieras, pero no puedes seguirlo leyendo, déjalo. Y ve por otro. Nadie te está obligando a terminarlo si no te gusta; no es competencia ni estamos en la escuela.
- · Cada quién sus gustos, y si alguien te crítica por abandonar una mala lectura, no te sientas mal, seguramente ellos no leerían algo que no quisieran.
- · Porque esa es la clave, recuérdala, siempre leer por gusto. Porque de a huevo ni la ropa entra.
Consejo número 6: Pégame
pero no me dejes
Si tras superar todos los obstáculos, tomaste tu libro, lo comenzaste a leer, te gustó, evadiste la crítica malintencionada y conforme sigues leyendo y las páginas se van acabando, vas a llegar posiblemente a un punto que todo lector ha tenido que enfrentar una o más veces en su vida: El “ya no quiero leer”, “no puedo, simplemente no puedo”, “me niego a seguir leyendo” “si sigo leyendo me va a dar algo”.
Esta situación que llamaremos “el Efecto Sacher-Masoch”
se presenta cuando un lector se acerca al
final de su lectura, el clímax lo asalta, y se caracteriza por el temor a
continuar y descubrir el final, lo que
lo lleva a entrar en un estado de ansiedad/estrés…Una verdadera agonía. Con
probabilidades de negación, arranques de irá y una evidente disposición a sólo
hablar del tema o no hacerlo.
·
Primero que nada, no se
preocupen, les puedo asegurar que esas negativas por seguir son de dientes para
afuera… Usted mismo podrá descubrirlo cuando le pase….porque le va a pasar.
- · Los lectores somos masoquistas y nos gusta sufrir, así que, tarde o temprano, así dejemos el libro de lado junto a la cama o lo escondamos donde no podamos verlo por días, la curiosidad será más fuerte y terminaremos enfrentándonos a aquel final que tanto deseamos y tememos. Y así temblemos y lloriqueemos, por dentro nuestro morbo esbozará una sonrisa...porque básicamente el libro tiene un látigo en la mano y a nosotros nos gusta ponernos a cuatro patas, aunque lo neguemos…
- · He aquí lo más importante: Un lector debe ser valiente, porque se va a sufrir conforme se lea, y habrá momentos donde querrás claudicar, pero ya llegaste hasta aquí y debes leerlo hasta el final, porque es tu deber para con el autor, y el tuyo como lector, saber cómo termina lo que te produce ese dolor y acabar con él.
- · Y por último: se vale llorar.
Ahora que ya tienes estos consejos ve a por
un libro, porque no sabrás lo que te pierdes hasta que lo intentes…. Y felices
lecturas.
Así es, yo adquirí gusto por la lectura desde muy joven, gracias a un autor que hoy llaman muy comercial o "malo", pero si vendía mucho es por algo... y el gusto, ahora nadie me lo quita...
ResponderEliminarEs bochornoso... demasiado como para decir a quién llegué a leer... :P
ResponderEliminardon't worry todos tenemos cola que nos pisen :p
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