Permítanme contarles lo que sucedió en un sueño hace ya tiempo: comenzó todo en una ciudad, era de noche, y la recorría entre edificios altos, viejos y luces naranjas. Iba con un grupo de personas (desocnocidas quizás), buscando a alguien. Al dar la vuelta a una esquina encontramos a esta persona y la tomé de la mano para llevarmela a la otra calle (una que parecía menos abandonada), al hacerlo noté algo inusual, la mitad de la calle estaba sumida en la oscuridad, pero de esa tajante, falsa, del tipo que la ves y SABES que son pésimas noticias... Supe que algo estaba a punto de pasar y antes de poder reaccionar, la persona que estaba detrás mío se me echó encima y comenzó a morderme la espalda.
Aquí es donde todo se torna feo....de inmediato me di cuenta que esta persona era como un fake; otra cosa es que la mordida como tal no dolía, pero se sentía frío en la piel, además que las sacudidas que esta cosa me estaba dando me hicieron pensar que estaba temblando en la vida real, y en ese momento comencé a sentir mi cara y mi cuerpo contra la cama...basicamente me desdoblé del sueño.
Ahí me di cuenta por completo que estaba dormida (ya no tanto quizás) y opté por salir del sueño, comenzando la siempre algo difícil tarea de jalarme/arrancarme del reino de Morfeo para despertar...(el proceso es extraño de explicar pero es basicamente como romper capas), lo que logré con relativa facilidad si lo comparo con otros episodios en que me tuve que enfrentar a lo que denomino "atrapasueños".
Ok...ya despierta y segura de que no estaba temblando, comenzó un breve segundo round por no quedarme dormida. Me explico: no sé si a uds. también les pase, pero normalmente cuando despierto de un sueño de estos y me vuelvo a dormir de inmediato, regreso al mismo puto sueño culero!!
[Nota: no les llamo pesadillas, porque sólo he tenido como 5 pesadillas en toda mi vida y créanme, no se comparan con esto].
Y pues ahí estaba yo tratando de no quedarme dormida, cuando empecé a oir una voz en mi oído izquierdo murmurandome frases, palabras sueltas que no recuerdo, pero todas con el mismo mátiz envolvente y amenazadoramente burlón....algo así como "ya caerás", "tienes que volver...", todo por no sé cuánto tiempo, pero la voz impedía que me volviera a dormir. A lo que yo respondía con "chinga tu madre". Al final, supongo por cansancio, volví al reino de los sueños, donde afortunadamente no me aguardaba nada turbio.
Pero en ese lapso luchando contra el inevitable curso de la noche, me di cuenta de la dura realidad: no importa cuántos Buddhas, santos de cabeza, amuletos, almohadas y peluches vigilando y barricando noche a noche mi cama, no sirven de nada si los monstruos y demonios están en mi cabeza...