domingo, 1 de noviembre de 2015

Que el amor nos salve de la muerte



No voy a subirme al mame Halloween VS Día de Muertos, porque para empezar yo celebro ambos (jajajá), y pretendo que esta entrada, después de tener abandonado este blog por tanto rato, trate de algo menos pólemico...

Todos cargamos con un muerto: el recuerdo inevitable y doloroso a ratos de alguien a quien quisimos mucho, un amigo, un padre, un abuelo, un tío....ustedes nombrenlo. Y no importa el paso del tiempo, el peso del dolor inmediato puede desvanecerse, pero el recuerdo no se va, nunca, y esa es la idea.

No olvidemos.
Hay personas a las que no conocí, y de cuya existencia en mi mente sólo existen relatos y fotos (si hay suerte),  y me frustra un poco porque siempre cargaré con ese deseo incumplido e incompleto de algo más sustancial para recordarlos que un par de anecdotas....Creo que hay gente que hubiese valido la pena conocer.

Pero no nos alejemos más del tema central.
Este año ha sido duro, desgraciadamente se agregaron dos personas muy queridas para mí a este viaje de dónde no (sé si) se retorna.... En este caso, debo decir que tuve la fortuna de convivir (con uno más brevemente que el otro), directamente y llegar a conocerlos y dejar que sus almas (curiosamente) tan vivarachas, tan luminosas, hicieran mella en mi vida.

Y es así, que estas dos personas que nunca se conocieron entre sí, pero que tenían en común ser personas tan queridas, el alma de las fiestas, con tanto amor por vivir, cambiaron mi perspectiva  tras su partida.

El amor es lo que sobrevive tras la muerte.
Suena cursí, pero al menos me parece verdad. Estas dos personas que dieron tan amor a las personas a su alrededor, fueron tan queridos que convirtieron ese corazón tan grande en la razón para no ser olvidados, para grabarse en la mente/alma de todos los que los conocimos.
 Puedes ser recordado por fama, por popularidad, pero  creo que lo permanece es la impresión de cuánto amabas lo que hacías. Todos los que aman hacer algo, o como ellos, dan amor a las personas, dejan una huella que no se borra.

Nunca nadie que amamos se va del todo, su recuerdo se queda con nosotros todo nuestra vida, y a veces más porque compartimos esa memoria con los que nos precederán... uniendo de manera extraña una cadena de amor al infinito ciclo de la Muerte/Vida. Nuestra misión como los deudos, es recordarlos, la de ellos es ir en paz.

Este día de Muertos, honremoslos, porque recordarlos lo hacemos todos los días. Y demos gracias, por la suerte de haberles conocido.